Señores y señoras de las Comisiones de Libertades Condicionales:
A través de los medios de comunicación me he enterado que entre los candidatos para optar al beneficio de la libertad condicional, se encuentran personas condenadas por violación y asesinato de niños de diferentes zonas del país. Estos hechos conmovieron no sólo a las familias afectadas, sino a la comunidad completa por su crueldad y ensañamiento contra víctimas indefensas y vulnerables. Me pregunto si estas personas, que fueron examinadas y evaluadas por psiquiatras y psicólogos y dejaron ver sus rasgos psicopáticos, son aptas para vivir en sociedad.
No creo que la cárcel sea la mejor escuela de rehabilitación, pero la prisión es el lugar donde merecen estar quienes han hecho tanto daño a padres, madres, hermanos y amigos. Podría nombrar un sinfín de afectados y cómo me siento yo al saber que hay familias que han retrocedido en sus vidas con recuerdos macabros, duros y de infelicidad al saber que unos de sus grandes amores ya no está con ellos. Sólo deseo que lean estas líneas que he escrito desde lo más profundo de mi corazón.
He dejado para el final mi presentación. Mi nombre es María Eugenia Riquelme, madre de Paola Daniela. Mi amada hija, siendo una adolescente y con sueños para el futuro, no alcanzó sus metas ya que fue secuestrada, violada y asesinada en la comuna de Tomé el año 2004.
Ahora comprenderán quizás mi sentir. He revivido este dolor tan grande al saber lo que están viviendo tres familias de Chile que saben que existe la posibilidad de que los condenados por el crimen de sus hijos podrían acceder a la libertad condicional.
Perder un hijo o hija es el dolor más profundo que una carta nunca podrá describir. Apelo a ustedes a reflexionar sobre la connotación que habría en el país con la decisión que en sus manos está por ocurrir. Que Dios les de la sabiduría y criterio para sus decisiones .
Me despido atentamente de ustedes esperando que el resultado sea a favor de las familias que hoy están pasando por momentos difíciles.
María Eugenia Riquelme